lunes, 18 de octubre de 2010

Reconocimiento a Fernando Cardenal

Buenos Aires, a 8 de octubre de 2010

Reconocimiento a Fernando Cardenal

Es una alegría estar hoy en este merecido reconocimiento y homenaje a Fernando Cardenal, por su trayectoria educativa y desde ella por su contribución a la justicia. Participar hoy es a su vez una interpelación y un desafío para todos aquellos que tenemos una vocación educadora al servicio de nuestros pueblos.

Me voy a centrar en tres frases que considero significativas.

La primera de ellas es de José Martí:


Enseñar puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo.

Fernando Cardenal vivió un proceso de conversión que le permitió ser un educador de enorme trascendencia para el bien de su pueblo nicaragüense y de muchos otros pueblos. Pasó en su juventud de ver a la gente pobre como “parte del paisaje” como describe en su libro a los indígenas en Ecuador al ir a escalar el Pichincha sin que éstos le tocaran las fibras de su corazón, y por lo tanto no lo movía a la solidaridad, a la acción, al compromiso. Fernando al irse a vivir a un barrio pobre en el querido y sufrido país de Colombia hizo de los pobres a sus amigos y conmovido desde todo su ser les hizo un juramento:

Me voy pero les dejo un juramento. Ante Dios pro­meto que donde quiera que esté en el futuro voy a trabajar por la justicia, por la construcción de una sociedad nueva, por la liberación de los pobres de América Latina, de todos los marginados y excluidos del continente “.

Me atrevo a decir que en ese momento inicia su camino como educador y no habrá paso atrás. Se convierte a la causa de Jesús y se convertirá en un referente ético. Cuánto les debe Fernando a estos maestros en su vida, a los pobres de Colombia que suscitaron en nueve meses el alumbramiento de un evangelio vivo.

Su proceso continuará y seguirá dando muchos pasos más; de notable significado es su desempeño como dirigente de la Cruzada Nacional de Alfabetización en colaboración con un equipo. La Cruzada convocó y entusiasmo a miles de jóvenes que se pusieron en marcha para alfabetizar en los campos y montañas en los pueblos y en las ciudades.

¡Cuánto es capaz de impulsar una persona que tiene credibilidad, que es ética, que ama y cree en la potencialidad de su pueblo y en que el educar es un acto de justicia!

Otro paso de hondo compromiso por la educación liberadora con su pueblo fue el aceptar ser Ministro de Educación, opción que le costó el alejamiento forzado del gran amor de su vida: la Compañía de Jesús por presiones del Vaticano. Arriesgó lo que le era cercano a su corazón porque su amor al Evangelio y a su pueblo es mayor. Su juramento a Dios y al pueblo pobre seguía vigente y más arraigado. Fernando introduce la concepción de la Educación Popular para favorecer el surgimiento de un nuevo sujeto y de una nueva sociedad.

¿Como educadores de América Latina nos sentimos interpelados por la realidad de injusticia que campea en nuestros pueblos? ¿Queremos poner nuestra pasión y energía en colaborar a un mundo en donde quepan todos con vida digna?


La segunda frase es la que acuñaron en la cartilla de alfabetización de Nicaragua

Convirtiendo la oscurana en claridad


Es una frase que se aplicaba directamente a esa oscuridad que es el analfabetismo y que lamentablemente en este siglo XXI no ha sido totalmente erradicado. Cuántas veces hemos escuchado decir a los pobres “se me quitó la venda de los ojos”. Qué mejor arma para la paz y el progreso que un pueblo sea dueño de sí mismo y se convierta en sujeto de su propia historia. Fernando colaboró a despejar la oscuridad en millones de personas.

La Jornada Nacional de Alfabetización fue de un impacto profundo:

· Llegó a los lugares más alejados, a todos los gremios laborales

- Se dio una enorme movilización juvenil por una causa que los retó y los entusiasmó

- La solidaridad, ternura de los pueblos, se puso de manifiesto y contagió más allá del sector juvenil y de la propia Nicaragua

- Hubo una gran participación popular

Se habla hoy tanto de la juventud, y de sus cauces pero la pregunta el cuestionamiento se revierte hacia nosotros como educadores. ¿Les estamos ofreciendo una propuesta que entusiasma?

Fernando dice

Los jóvenes necesitan dos condiciones para volver a ser sujetos de la his­toria. Primero, que la sociedad les ofrezca una causa justa, noble, grande, importante para el país; si es difícil, mejor; y segundo, que al frente de esa causa estén personas con credibilidad, con autoridad moral.

¿Como educadores/as reconocemos que tenemos una tarea permanente de junto con nuestros pueblos posibilitar el camino, el proceso para que la oscurana de todo tipo se convierta en claridad?

La tercera frase es la que Fernando pone al final de su libro recordando a su amigo Carlos Núñez, educador popular mexicano, y amigo nuestro también


A nosotros no se nos ha muerto la esperanza

Agradecemos también la esperanza y optimismo de Fernando que entregó lo mejor de sí mismo y hoy vive en una Nicaragua con un proceso diferente y lejano a sus ideales. Fernando mantiene estas actitudes fundamentales en un educador que se forjó desde la realidad, que consciente y conmovido por la pobreza de los pueblos no se aparta de sus convicciones profundas.

La tarea de una educación que responda a la situación de nuestros pueblos en medio de este mundo globalizado, en un cambio de época y de situaciones no resueltas de pobreza, de corrupción, violencia, depredación de la naturaleza sigue siendo tarea y reto, pero junto con Fernando exclamamos convencidamente

A nosotros no se nos ha muerto la esperanza

Y seguimos adelante.

¡Gracias Fernando!

Socorro Martínez Maqueo, rscj

Red Latinoamericana de Educación Popular de las

Religiosas del Sd Corazón

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